Sobre The Lobster I
*escrito en marzo de 2017
The Lobster es una historia de amor en un mundo en el que la gente soltera, según las reglas de La Ciudad, son arrestadas y transferidas a El Hotel. Allá tienen cuarenta y cinco días para enamorarse de alguien y si pasado el plazo no lo logran, serán transformados en un animal de su elección y serán llevados a El Bosque.
El Hotel
La película comienza con el protagonista entrando a El Hotel porque su esposa se ha desenamorado de él. Esto lo cuenta una narradora en voz en off. En El Hotel está prohibido masturbarse, pero es obligatoria la estimulación sexual por parte de la mucama. Hay una sexualidad controlada y reglas muy estrictas cuyo incumplimiento tiene como consecuencia castigos fuertes. El personal de El Hotel está constantemente explicando a los solteros por qué deberían vivir en pareja, y para esto se valen de argumentos absurdos de los que la película parece burlarse. Le amarran a los nuevos una mano, por ejemplo, para que vean que es más fácil tener dos que una, como si estar solo fuera estar a la mitad. También hacen representaciones en las que muestran, entre otras cosas, que es mejor comer acompañado porque si alguien se atora, tiene quien lo salve. Es gracioso cómo en El Hotel se toman en serio estos argumentos que se ven tan absurdos desde afuera. Todo parece un juego, están jugando a enamorarse.
Es obligatorio también que las parejas tengan algo en común, que por lo general es un defecto: que ambos cojeen, o sangren por la nariz, o no sientan nada, o tengan miopía, etc. Las personas desesperadas por encontrar pareja empiezan, en contra de las reglas, a fingir el defecto de su pareja. El protagonista, por ejemplo, se da cuenta de que una mujer no siente nada por nadie, y empieza él mismo a fingir que tampoco siente nada. Ella lo pone a prueba y finge atorarse delante de él, él no la salva y ella acepta ser su pareja. Él, entonces, la enamora precisamente no haciendo lo que antes se había mostrado como lo que debía hacerse en pareja. El amor en la película, entonces, es casi siempre una mentira, pues unos engañan a los otros para hacerles creer que son el uno para el otro. Todos están jugando a estar enamorados para salvarse, es todo un gran teatro.
El Bosque
El protagonista pasa en El Hotel la primera parte de la película. Luego se va a la guerrilla. La guerrilla, o los ‘Loners’, son un grupo de resistencia contra el régimen de parejas que vive en El Bosque. Tienen ellos mismos también unas reglas muy estrictas opuestas a las de El Hotel: nadie puede besar a otro, ni tener sexo, ni coquetear, ni bailar en pareja. Y, como en El Hotel, hay castigos fuertísimos para quien incumpla estas reglas. Parecen tener ellos también su propio juego: así como parecía absurdo ver las representaciones de El Hotel en las que mostraban cómo era más conveniente caminar con alguien que caminar solo, es gracioso también ver a los Loners bailando electrónica en El Bosque sin tocarse y cada uno con audífonos. Juegan a que nadie les importa y a que no quieren estar con nadie.
Los Loners llevan una vida clandestina en El Bosque porque una de las actividades para los solteros de El Hotel es cazarlos. Ellos, entonces, tienen un sistema para protegerse, pero nunca dan su vida por nadie, pues en su condición de solitarios, cada quien debe valerse por sí mismo y no afectar a los demás ni sacrificarse por nadie. Para sobrevivir, fingen estar en pareja cuando van a La Ciudad, pero dejan claro entre ellos que esto es un teatro, que realmente son unos solitarios y que no se aman de verdad. Se dedican también a desenmascarar el teatro del amor. Ellos, como el público hasta este punto de la película, entienden que el amor en el que viven las parejas de El Hotel es de mentiras, y quieren desenmascararlo. Hacen salidas a El Hotel en las noches y le hacen ver a las parejas que nadie se sacrificaría por el otro y que pueden vivir sin su pareja.
El amor
En El Hotel y en El Bosque hay, entonces, un control y castigo sobre los cuerpos, un juego absurdo y un teatro, un engaño. La guerrilla cree que está ejerciendo resistencia contra un sistema, pues desenmascara a los actores del amor y se da cuenta del teatro que es el régimen. Pero son ellos mismos también una dictadura del juego que ejerce poder sobre los cuerpos de las personas y que no les permite sentir. La guerrilla y El Hotel son, entonces, opuestos dentro de un mismo sistema, pareciera no haber un afuera. La película, además, perece burlarse de ambos lados mostrando lo absurdo que es todo. Pero no solo se burla, sino que nos pone en conflicto, pues la película misma parece decir en un momento que no sabe qué es peor. Se burla de las razones para vivir en pareja (comer con alguien por si te atoras y luego mostrar que no salvar a la atorada la enamoró), pero al tiempo nos muestra en una escena recurrente cómo el protagonista no alcanza a echarse una pomada en la espalda porque uno mismo no alcanza ciertas partes de su propio cuerpo. Esta segunda escena, más que graciosa, es triste.
Parece no haber forma de resistirse al sistema. Pero entonces el protagonista conoce a la que ha sido la narradora en voz en off y se enamora de ella en la guerrilla. Como el amor es prohibido en El Bosque, ellos se valen de otros espacios para amarse. Aprovechan cuando en La Ciudad se tienen que hacer los que están en pareja, para ser pareja. Deja de existir el engaño porque el teatro se vuelve la verdad. Los otros guerrilleros creen que los enamorados están actuando, que fingen amarse, que fingen ser pareja, y ellos están realmente aprovechando para tocarse y besarse, están siendo una pareja. Creo que la película entiende que el amor es la única forma de resistirse al sistema. Ellos, en oposición al control de los cuerpos que hay en El Hotel y en la guerrilla, se besan en una sala mientras hacen visita y bailan abrazados en El Bosque. Pero no lo hacen por un deseo de resistir sino porque sencillamente no pueden controlarse. El amor y el deseo no son una resistencia planeada, como la de la guerrilla, sino que es inevitable.
Así, los enamorados no están completamente afuera del sistema, pero lo burlan y se valen de él para amarse. Para poder expresar su amor, se inventan un lenguaje de señas que no entienden los demás, pero usan en su nuevo lenguaje palabras del lenguaje de la opresión. Bailan juntos y sincronizan la música que escuchan, pero usan para esto los audífonos que les ha dado la guerrilla. Ella le aplica la pomada en la espalda y parece con esto darle razón al personal de El Hotel y sus representaciones. Ninguno engaña al otro sobre su defecto, pero ambos tienen miopía. Están, entonces, en un límite. Rompen las reglas pero vuelven a ellas todo el tiempo. El amor, entonces, no sólo hace que se resistan juntos a lo que los oprime, sino que los hace abandonar a cada uno sus propias resistencias y volver al principio. Es por esto que su amor tiene que ser clandestino: es casi como si el único amor permitido fuera el de mentiras. El amor genuino es resistencia a la opresión, y por eso se esconden los amantes.
*Aquí la segunda parte de mis apuntes sobre The Lobster