Las amigas que hice en Derry

“Derry Girls” es mi serie favorita. Es la única serie sobre adolescentes hecha en los últimos años que me parece buena. Me la recomendó mi amigo Ricardo. Este año acabó y está disponible en Netflix. Vi con él el final de nuestra serie y convertí nuestras conversaciones en este texto.

Juliana Rodríguez Pabón
6 min readDec 8, 2022

“Derry Girls”, creada por Lisa McGee, es una comedia de tres temporadas que sigue a cinco amigas (cuatro chicas y un chico) que estudian en un colegio católico de Derry durante la década de 1990. El conflicto de Irlanda del Norte es, pues, el marco de la vida de estas chicas.

Durante la década del 90, Derry fue uno de los focos del conflicto norirlandés, que dividía a la ciudad en barrios católicos y protestantes. Esta tensión es evidente desde el principio de la serie aunque no es el centro de la vida de sus protagonistas. Como muchas series de adolescentes, “Derry Girls” empieza con la llegada de un estudiante nuevo: el único hombre en un colegio de monjas. A medida en que James, primo de Michelle, entra en el grupo de amigas de su prima, nosotros aprendemos a conocerlas y ellas a aceptarlo a él (a pesar de que es hombre y de que es inglés).

La vida del grupo de amigas no está reducida a la coyuntura del momento ni a la política. Sus problemas y alegrías no están determinados necesariamente por el conflicto armado sino por sus propios conflictos personales. Esto no quiere decir que sean irreflexivas sobre el momento en el que viven, pues, al contrario, son muy conscientes del lugar y la época que atraviesan. “Derry Girls” juega con lo que entendemos por “época”. Por supuesto, está la época histórica, determinada por el contexto que rodea a los personajes. Pero también están las épocas de una vida; y está esta época precisa: la adolescencia.

La adolescencia es cuando ambas épocas se encuentran: las chicas de Derry empiezan a entender que están creciendo al tiempo en que las personas en su ciudad se están matando. Es tal vez la adolescencia el período en el que más consciente se es de una misma puesto que se descubren los cambios del cuerpo, el deseo sexual y las posturas políticas. Así es que ver un grupo de adolescentes en la pantalla permite esta introspección sin solemnidad, estas preguntas, estas dudas que a veces, durante este período de la vida, encuentran certezas que fácilmente se disuelven.

La primera temporada termina con una reconciliación entre las amigas. No hay diálogos en esta última escena, solo las vemos bailar sobre el escenario del colegio para apoyar a la que ha sido objeto de burlas. Al tiempo en que esto pasa, los padres de la protagonista ven en la televisión la noticia de un atentado que ha dejado 12 muertos. Y de fondo suena “Dreams” de la banda irlandesa The Cranberries, que es una canción sobre el primer amor. Así, suceden los encuentros y desencuentros de las dos épocas: la adolescencia (las peleas y reconciliaciones con las amigas) y el conflicto armado (bombas en Derry). Pero no solo contrasta lo que sucede en la vida personal de las chicas con el contexto político sino que, acompañada de la canción, esta escena deja ver que es posible una reconciliación en medio del conflicto. Ponerlos en el mismo plano y darles la misma importancia lo hace posible.

En el penúltimo capítulo de la segunda temporada, este orden se revierte: las chicas pelean en el escenario del prom embadurnadas de jugo de tomate que parece sangre en una escena que homenajea a la película “Carrie”, de Brian de Palma. Mientras tanto, los adultos salen a celebrar el cese al fuego declarado por la guerrilla IRA en 1994. Y de fondo esta vez suena “Zombie”, la canción protesta de The Cranberries, que condena los atentados que vimos en la primera temporada de la serie y que sobre todo critica la sangre y la violencia sin sentido, que esta vez vemos en el colegio mas no en la ciudad.

La segunda temporada termina con la visita de Bill Clinton a Derry en el 95 con el motivo del cese al fuego. Este acontecimiento emociona mucho a nuestro grupo de amigas, pues, como he dicho, son conscientes del momento en el que viven. Y a pesar de esa consciencia, están tristes por una noticia que han recibido: James se va de Derry. En la escena final, el grupo da la espalda al presidente para poder ver a su amigo. “Derry Girls” es una serie que se pregunta por lo verdaderamente importante y esta escena, justamente, lo pone en perspectiva. Las adolescentes saben que la llegada de Clinton a Irlanda del Norte es un momento histórico del que quieren hacer parte, pero no querrán perderse del abrazo de su amigo.

Creo que esto es algo de lo que podrían aprender las producciones colombianas, que, con algunas excepciones (acá mi reseña de la reciente “Los reyes del mundo”), nos muestran personajes sin profundidad, cuya única cara es la de víctimas del conflicto. Reducir la vida de los personajes al conflicto armado sin inventar para ellos ningún conflicto personal es, a mi modo de ver, de lo que más adolece el cine colombiano más reciente. Pienso, además, que es reducir las posibilidades de estos personajes, es solo poder imaginar para ellos la guerra y nada más.

No quiero decir con esto que debamos, por fuerza, reírnos del conflicto ni verle el lado bueno. Definitivamente no es esto lo que hace “Derry Girls”, aunque sea una comedia. Lo que me hizo ver la serie es que las alegrías y el perdón pueden caber incluso en este contexto violento. Se puede llorar de desamor, pueden las chicas preocuparse por sus notas, pelearse con sus papás y reír a carcajadas.

La duda religiosa y la fe, además de ser uno de los puntos principales de tensión en el conflicto norirlandés, es un elemento cómico recurrente en “Derry Girls”. (Y es esta otra cosa sobre la que podríamos aprender a reírnos acá en Colombia también). Durante la serie, las chicas son testigos de un milagro, van a una casa que creen embrujada y asisten a las dudas de fe de quienes son autoridades de la iglesia (un cura y la monja rectora del colegio).

La duda y la fe son también rasgos del adolescente, que se cuestiona lo que le han enseñado y que aprende a creer en sus propios principios. Así es que además de reírnos con los elementos religiosos de la serie, vemos cómo la relación con la espiritualidad, o al menos con la fe, atraviesa el crecimiento de los personajes. Las amigas se hacen preguntas, entran en crisis y aprenden a confiar, en últimas, a creer en las otras.

Y si hay algo que requiere de fe, es el perdón. Ya he dicho que al final de la primera temporada las amigas estaban peleadas. Esto era debido a que Clare, una de ellas, le había confesado a otra que es gay. Erin, la ahora portadora del secreto, reaccionó de mala manera con su amiga: no la apoyó y la cuestionó. La escena de la reconciliación, que ya describí y que está insertada arriba, sucede en el baile y en defensa de la otra amiga. El perdón se da casi de manera implícita, no hay un castigo, ni una lección, ni un diálogo que haga reflexionar a Erin sobre su postura en principio homofóbica. Las amigas, simplemente, se han dado cuenta de que lo importante es su amistad y por eso hay baile y no discurso. De esto, creo, también podría aprender un país en post-conflicto (como Irlanda en la década pasada y Colombia en el presente) que se está preguntando constantemente sobre el perdón y la reconciliación.

En el capítulo final, en el que dos de las chicas cumplen su mayoría de edad, hay una invitada especial. Es “The Commitment”, miembro de la banda ficticia “The Commitments”, de la película irlandesa del mismo nombre de 1991. “Derry Girls” homenajea y referencia constantemente películas y bandas irlandesas.

“Derry Girls” termina con el plebiscito para el Acuerdo del Viernes Santo en 1998 y con el cumpleaños número 18 de dos de las amigas. Durante el último episodio, las chicas se preguntan cómo deben votar. Hacen que sus familiares adultos estudien el acuerdo y las aconsejen. La serie no trata con condescendencia ninguna postura: la duda de las chicas es real. Y esta pregunta, tan tomada en serio en el último episodio, es la consciencia de que han crecido y de que lo que hacen incide en la vida de los otros. Tienen principios morales contra los que se deben enfrentar a la hora de votar, pero han aprendido también qué es lo importante, así que saben hacer concesiones. Así, la expresión de una voluntad y la fe en la amistad y en el perdón marcan el paso a la adultez de las chicas de Derry.

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Juliana Rodríguez Pabón
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Written by Juliana Rodríguez Pabón

Escribo de películas y series. No me paro del sofá.

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