Encontrarse en el otro
*escrito en marzo de 2016
Carol cuenta la historia de dos mujeres que se enamoran durante un diciembre en la Nueva York de la década de 1950. Es una adaptación de la novela The Price of Salt de Patricia Hightsmith. Carol es interpretada por Cate Blanchett y Therese, su enamorada, por Rooney Mara. Carol es una mujer que está pasando por un divorcio. Therese es una joven fotógrafa aficionada que trabaja en un almacén de juguetes. Carol pelea constantemente con su esposo por algo sucedido con una mujer llamada Abby. Therese tiene un novio que quiere llevársela a vivir a Europa. Así es el principio de la película: nos lleva de la vida de la una a la de la otra. Empieza el día en que se conocen. Después de este primer encuentro, Therese se va con sus amigos y su novio a tomar cerveza y Carol regresa a su casa a pasar tiempo con su hija.
Esta historia de amor está contada en forma de viaje. Después de algunos días de conocerse, Carol y Therese parten hacia el oeste en carro y se quedan en moteles en la carretera. En este viaje ambas cambian. Y de eso se trata esta película, de un amor que cambia a las amantes. Muestra también que, muy a pesar del lema gay del ‘same love’, el amor entre dos mujeres es distinto de los otros. Ellas dos se ven la una en la otra. Therese admira a Carol (es elegante y tiene una preferencia de perfume y de licor), ve en su amante algo que ella misma quisiera ser. A través de la fotografía encuentra una forma de conocerla y, más aún, de descubrirla. Y se descubre también ella misma.
En la escena en la que tienen sexo por primera vez, Carol ve el cuerpo desnudo de Therese y le dice “yo nunca fui así”. El amante es un espejo de doble reflejo. Así, una vive en la otra, pero vive como ella misma, como un otro en su amante: cuando Carol maquilla a Therese y le da de su perfume, está viviendo en ella, cambiándola; cuando Therese le toma fotos a Carol, o cuando toca el piano para ella, está haciendo lo mismo. Al final, ambas habrán cambiado: Therese se habrá convertido en una neoyorkina sofisticada, fotógrafa del NY Times, y Carol habrá salido de la casa de su esposo y será ahora otro tipo de madre.
Las escenas en carro son bellísimas. La fotografía, igual. Las dos actrices son elegantes, sobrias. No hay diálogos de más, se dice justo lo necesario en un guión de Phylllis Nagy sin cursilerías. La música, de Carter Burwell, es preciosa. La escena final es perfecta. Es una historia de amor que es un viaje, que es una mujer mirando a la otra y devolviendo la mirada hacia sí misma.