El verdadero culpable

Juliana Rodríguez Pabón
5 min readMay 29, 2019

--

Había yo dicho acá que el verdadero detective era un detective al que se le es revelada la verdad cuando se involucra emocionalmente en un caso. Había dicho también que su vida queda detenida, como por el trauma. El verdadero detective nunca está conforme con como se cierra el caso en el que se ha involucrado. La verdad que le ha sido revelada no corresponde necesariamente con el descubrimiento del culpable. Es más bien una verdad incómoda más grande que él.

Escena final y post créditos de Sharp Objects

(spoiler!) En la escena final y las post créditos de Sharp Objects, hay un giro narrativo en el que se nos revela que la verdadera culpable no sería la madre de Camille sino su hermana menor. Esto parece ser un guiño sobre la poca importancia de quién es el culpable. Al final, la serie no se trata de quién es el asesino sino de los secretos que el pequeño pueblo de Wind Gap guarda. Este apresurado final funciona como un chiste, pues la verdad detrás de la cual estaba Camille no era esta, que puede cambiar en el último minuto, sino la que vemos desentrañarse durante todos los capítulos: que la institución familiar y el afecto maternal que tanto celebramos pueden resultar siendo tan enfermizos como la psicopatía.

Y es que siempre hay algún pueblo en el que todos se conocen y se guardan los secretos más oscuros. Estos secretos le son revelados al verdadero detective, que se ve desbordado por la verdad y entiende la imposibilidad de la justicia. Si el verdadero culpable, como en Sharp Objects, es la institución familiar que lleva a una madre a enfermar a unas jovencitas hasta asesinarlas solo para sentirse útil y necesitada en la comunidad, el detective no podrá ejercer ningún tipo de justicia ni de castigo.

Tori Lustigman de Deep Water

Muchas veces esta verdad involucrará al mismo sistema para el que trabaja el detective, y por eso tendrá que excluirse. Este es el caso de la detective Tori Lustigman de Deep Water. Capítulo tras capítulo, Lustigman se irá dando cuenta de que sus colegas y superiores no solo no quieren ver la verdad que ella sí está viendo sino que la prefieren oculta y que ayudan desde su lugar de poder a este ocultamiento. Mientras ella sospecha que los asesinatos que investiga son crímenes de odio, todos los hombres poderosos de Bondi Beach parecen saber un secreto que le ocultan. Todos se tapan entre ellos su homosexualidad y su homofobia. (spoiler!) Al final, aun cuando la detective Lustigman logra resolver el misterio y desarmar una red de homofobia y poner tras las rejas al asesino de su propio hermano, sabrá también que las aguas del patriarcado son más profundas y que ella está sumergida hasta el cuello. Esta lucidez del verdadero detective la frustra.

El departamento de policía de Bondi Beach o el pequeño pueblo de Wind Gap funcionan como una secta. Ambos constan de un grupo de seguidores que le guardan secretos (violaciones, asesinatos, tortura) a sus poderosos. En la segunda temporada de The Sinner vemos una secta de verdad. Se trata de Mosswood Grove, una comunidad cerrada cerca de Keller, pueblo natal de los detectives Harry Ambrose y Heather Novack, en la que ha sido criado Julian Walker, el niño asesino y protagonista del caso.

En ambas temporadas de The Sinner el asesinato ocurre en el primer capítulo ante nuestros ojos. Así que ya sabemos quién es el culpable. La serie gira, entonces, alrededor de la búsqueda del por qué, que dirigirá la mirada a un segundo culpable, al verdadero. (spoiler!) Como en Sharp Objects, en la primera temporada veremos que Cora Tanetti, la asesina, es víctima de una madre religiosa y de la institución familiar que basa el amor en la necesidad, lo que ha creado en ella un trauma y una serie de recuerdos reprimidos que la llevaron a asesinar a un joven sin razón aparente.

La roca que adoran los seguidores de la secta Mosswood Grove en The Sinner: Julian

En la segunda, Mosswood Grove parece el principal sospechoso: una madre usurpadora ha criado a un niño, Julian Walker, el asesino, de forma poco convencional bajo los preceptos de una secta que adora una roca y que se basa en la idea de curar problemas psicológicos usando métodos violentos. Todos los habitantes de Keller y la detective Novack sospechan que este lugar guarda un oscuro secreto que gira alrededor de la naturaleza malvada de Julian. Sin embargo, a medida que investiga y, de nuevo, que se involucra emocionalmente en el caso, Novack se da cuenta de que es realmente el pueblo de Keller, y su propio padre, el albergue de los más oscuros secretos (de nuevo: violaciones y torturas).

La secta, entonces, es más grande de lo que los detectives sospechaban: era el pueblo entero. Un miedo parecido puede verse en las temporadas 1 y 3 de True Detective. Un miedo a las sectas. En ambas se cree que, por la posición ritual de los cadáveres, los asesinatos están enmarcados en una serie de rituales de sectas satánicas o vudú. (spoiler!) Al final, sin embargo, resulta que ambos crímenes se llevaban a cabo para satisfacer los caprichos del gran capital. Por un lado, una secta conformada por una de las familias más poderosas de Louisiana fomentaba la desaparición, violación y asesinato de mujeres y niños. Por el otro, la hija del patriarca del pueblo de Ozarks reemplaza a la hija que alguna vez perdió con una niña que secuestra y cría en el sótano de su mansión.

Por esto la narración en varias temporalidades en ambas temporadas de True Detective, pues el caso opera en el verdadero detective como opera el trauma en la memoria. Les deja cicatriz y heridas abiertas. Y aunque atrapen al asesino, el verdadero culpable es más grande que ellos y después de dilucidarlo solo les queda la contemplación o el olvido.

La habitación rosada en la que secuestran a Julie en True Detective 3

La verdad que descubre el detective cuando se obsesiona con un caso lo desborda, es más grande que él o que ella. Esta verdad, que le revela al verdadero culpable, lo deja perplejo y lo inmoviliza. Lo hace consciente de lo inamovible del sistema y lo frustra. El conocimiento lo lleva al cinismo y entiende, por fin, que él, en tanto detective, es cómplice también. Está inmerso en el sistema que ha asesinado o desaparecido a las víctimas con las que se identifica. Y a la larga, nosotros, espectadores, lectores de su relato y de su verdad, debemos compartir su culpa.

--

--

Juliana Rodríguez Pabón
Juliana Rodríguez Pabón

Written by Juliana Rodríguez Pabón

Escribo de películas y series. No me paro del sofá.

No responses yet