Asomarse a la casa (I)
El 30 de junio Netflix estrenó Hecho en casa, una serie de diecisiete cortometrajes hechos en casa durante el confinamiento obligatorio por diecisiete directores y realizadores desde distintas partes del mundo.
Los cortos tienen el nombre de su autor, por lo que no anuncian en su título mucho más de quién los hizo. Intento reseñarlos y solo atino a describir de qué se tratan, a hacer una sinopsis. Me doy cuenta de que con solo describirlos ya hago una lectura, pues los cuento de la manera en la que yo los contaría, posando la mirada sobre lo que me importa o me interesa. Escribiré, por entregas, una descripción, una mirada, un asomo de cada uno.
1. Ladj Ly
Un joven en Francia juega a salir de la casa con su dron. Lo pone a navegar por su barrio, lo hace sobrevolar terrazas, balcones, ventanas. Tiene la posibilidad de que el mundo se agrande, pues puede ver afuera sin salir de su casa. Decide, entonces, visitar otras casas: se asoma por su ventana solo para asomarse a otras ventanas y así ver otros adentros. Las casas de otros son el mundo agrandado.
El corto acaba con un lugar común flácido, una frase: “Si la época actual es dura y difícil, ¿para quién lo es?”
2. Paolo Sorrentino
La reina Isabel II visita al papa Francisco en el Vaticano, que es la casa del director, en Roma. La crisis sanitaria la coge por sorpresa allí, así que debe quedarse con Francisco. Los vemos conversar y enamorarse durante el confinamiento mientras él la pasea por su reino, la casa. Creemos que su amor tiene lugar a través de los días durante todo el confinamiento, pero al final descubrimos que el corto tiene otro título: Viaje al final de la noche. Solo ha pasado un día, el tiempo se ha alargado.
3. Rachel Morrison
Una carta de una madre a su hija de cinco años. En ella, le dice cómo recordar la crisis actual. Le pide el favor, mejor dicho, de que no la recuerde. Le cuenta que cuando ella tuvo cinco años, su madre fue diagnosticada con cáncer pero que ella solo tiene recuerdos felices. Le dice qué sí recordar y le promete que el aburrimiento del encierro pasará. En otras palabras, una invitación cursi a la irreflexión y el olvido.
4. Pablo Larraín
Un anciano interno en un asilo hace una declaración de amor por videollamada. A la mitad del corto, ella, por fin, responde algo a su confesión: ¿ya llamaste a las otras? Vemos, entonces, al hombre hacerles la misma declaración a otras mujeres y luego las vemos a ellas insultarlo por lo que les habrá hecho en el pasado y alegrarse de su desgracia. Pueden hacerse un millón de declaraciones de amor desde la casa durante el encierro ante el abismo de la soledad y la muerte. También un millón de insultos rencorosos pueden proferirse.