De amigas y drag

Juliana Rodríguez Pabón
5 min readJun 28, 2019

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Escribo esto el 28 de junio de 2019, en el aniversario número 50 de los disturbios de Stonewall en Nueva York. En la pantalla de mi televisor está Sylvia Rivera rememorando esa noche. El Stonewall Inn era un bar en el Greenwich Village de Nueva York que pertenecía a la mafia y era frecuentado por homosexuales y drag queens. En la madrugada del 28 de junio de 1969 tuvo lugar en el Stonewall una redada policial. Esto generó una serie de manifestaciones violentas y espontáneas de parte de quienes estaban de fiesta en el bar.

Dice Sylvia: “Mi amante y yo bailábamos. De repente se prendieron las luces y “hey, es una redada”. Las drag queens fueron puestas en fila y luego en patrullas. Habían sacado las armas. Volaban cocteles Molotov. Y pensé “Dios mío, la Revolución está acá. Gracias a Dios”. Nos han tratado como una mierda todos estos años, ahora es nuestro turno”. Durante los 60, la fiesta fue una forma de resistencia. Los amigos y los amantes se reúnen en la noche, cuando no pueden ser vistos, para divertirse. Solo así pueden existir los homosexuales y las drag queens. Esto lo sabía la policía de Nueva York, y por eso fue la fiesta el blanco de la redada.

La voz de Sylvia se intercala con la de Marsha P. Johnson, que dice: “Cuando llegué, el lugar ya estaba en llamas. Sylvia y las demás estaban tomando un trago en el parque. Y estábamos en la calle volcando carros y frenando el tráfico. Gritando y chillando”. El disturbio se mezcla con la borrachera. Sylvia remata el relato: “Esa noche fue una matanza. El movimiento comenzó al día siguiente”. Un año después, en el primer aniversario de los disturbios, se llevó a cabo el primer pride en Nueva York. La fiesta y la resistencia se habían organizado.

Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera marchando por los derechos gay

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He notado en ciertas ocasiones, sobretodo cuando estoy sola en una ciudad nueva, una complicidad con mujeres que no conozco. Nos cuidamos entre nosotras. Nos alertamos sobre peligros que solo nosotras percibimos cuando transitamos por la calle. He notado que entiendo con facilidad miradas de otras mujeres. Dado que todas estamos en relativo peligro cuando caminamos por el espacio público, hemos creado códigos universales femeninos de alerta o de fastidio. Somos amigas sin conocernos y sentimos empatía por la otra y confiamos en la otra con facilidad. El constante estado de vulnerabilidad en el que nos encontramos las mujeres ha hecho que nos volvamos amigas.

3.

Vuelvo a Sylvia y a Marsha. Veo su testimonio en el documental de Netflix La muerte y la vida de Marsha P. Johnson (2017). En él, la activista trans Victoria Cruz investiga las circunstancias que rodearon la muerte de Marsha en 1992, que fue descartada como suicidio por la policía. Para esto, Victoria entrevista a sus amigos y familiares. Durante el documental vemos imágenes de archivo de Marsha, pero son muy pocas las veces en las que la oímos dar un discurso, por ejemplo. El documental construye al personaje de Marsha desde la mirada de sus seres queridos y tenemos solo su versión de cómo era ella. Dan ganas de conocerla, de haberla conocido. El documental le da la palabra a los amigos. Es un relato contado desde el amor y el cuidado. Es un documental sobre la amistad.

Marsha P. Johnson fue una activista por la liberación gay. Ella y Sylvia Rivera fundaron en la década de los 70 la organización STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries), con la que ayudaban y acogían mujeres trans, drag queens, jóvenes sin casa. De nuevo, hacían amigos. Le daban a otros una casa, pues a ellas también las habían echado de la suya.

Victoria y Marsha se habrían hablado tan solo un par de veces durante toda su vida. No eran muy cercanas. Sin embargo, ahora Victoria dedica una parte importante de su tiempo a investigar la muerte de quien ayudó a fundar el movimiento por la liberación gay. Cuando la investigación la lleva a callejones sin salida, Victoria se frustra y llora, como llorando a una amiga. Le ha bastado con saber que ambas pasaron por lo mismo para invertir su tiempo y su energía en el intento de que reabran el caso de Marsha. Se ha fundado una amistad, casi invisible, en la marginalidad.

4.

Sylvia Rivera es coprotagonista del documental. Apadrinada y mejor amiga de Marsha P. Johnson, queda devastada después de la muerte de su amiga. El movimiento la traiciona, pues es ahora percibida como un estereotipo y abucheada por los suyos. Esta es una de las escenas más desgarradoras del documental, que además constituye una crítica al movimiento, dentro del cual las comunidades trans siguen siendo marginadas.

Después de la misteriosa muerte de Marsha, Sylvia se aísla y vive en el muelle en el que Marsha fue encontrada, a orillas del río Hudson. Tiempo después es acogida por una casa de mujeres trans. Hace nuevas amigas. Ellas no la conocen pero saben lo que ha hecho y lo mucho que el movimiento le debe. La acogen, la alimentan, la maquillan, la vuelven a llevar de fiesta.

Las identidades queer no caben dentro de la familia tradicional. Estas mujeres eran expulsadas de su casa cuando aun eran niños afeminados. La revolución de Sylvia y de Marsha, entonces, consistió en la invención de otras formas de amarse y de apoyarse distintas de las de la familia. Vivían en amistad y vivían de fiesta. (También vivían enojadas. No hay que olvidar que ese 28 de junio estaban borrachas y enfiestadas pero también rabiosas y cansadas. Salían a marchar y exigían sus derechos con rabia, y también cantaban y hacían chistes en el megáfono. En eso consistía el orgullo).

En la marginalidad de los muelles en los que los jóvenes recién sacados de su casa hacían cambuches para no pasar frío se gestaron una suerte de nuevas comunidades. En este estado de vulnerabilidad, aunque incomparable con el que vivían estas mujeres, es también en el que yo me hago amiga de mujeres desconocidas en la calle y puedo compartir con ellas un gesto de alerta o de risa. Sylvia y Marsha acogieron a otros y fueron acogidas por otros. Así, a quienes se les negó históricamente el derecho a tener una familia, ellas les dicen “para eso estamos las amigas”.

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Written by Juliana Rodríguez Pabón

Escribo de películas y series. No me paro del sofá.

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